terça-feira, 11 de agosto de 2009

ESCUCHAR INTERIORMENTE


por Hellinger

¿Quién me habla cuando escucho interiormente? ¿Qué personas me estarán hablando? ¿Personas a quienes temo o temo perder? ¿Qué pasa conmigo cuando las escucho? ¿Qué pierdo probablemente, qué palabras? ¿Palabras sólo audibles cuando todos callan?

¿Cómo aprendo ese escuchar interiormente? Cuando dejo de escuchar. ¿Cómo logro eso? En el sentido literal de la palabra. Las otras palabras pasan a mi lado como el viento pero de tal manera que ni siquiera las siento. Después comienza el silencio. El silencio comienza allí donde termina el escuchar. Y es entonces cuando también termina el hablar.

En el silencio empieza el escuchar interiormente. ¿Escuchar qué? ¿Acaso hay alguien que aún habla? No. Aquí comienza un escuchar diferente. Es como un escuchar sutil, al más leve sonido. Y significa estar atento a algo sin movimiento, que quizás venga a nuestro encuentro. Pero no viene nada.

En esa actitud de escucha sutil, todo en nosotros se halla abierto a algo, que si bien está, evita ser atrapado. Auscultamos la oscuridad. Todo en nosotros se halla expectante e inquieto sin que algo se mueva.

¿Acaso necesitamos algo más? ¿O acaso en ese momento ya lo tenemos todo? ¿Queremos más? Sí. Porque después del recogimiento comienza el actuar. Actuar en sintonía con aquello que nos ha hecho recoger de esa manera. ¿Cómo sabemos lo que hay que hacer?

Si esperamos, aparece de pronto la palabra o la frase pero sin haberla escuchado. De improviso está en nosotros.

¿Cuánto hay que esperar? A veces sólo brevemente.

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