sábado, 31 de janeiro de 2009

SOBRE LA MEDITACIÓN




El objetivo de toda meditación, sea regular o no, debe

ser aportar un sentimiento interno de paz y serenidad,

de genuina camaradería hacia los demás, y la

conciencia de nuestra verdadera relación con la vida

en todas las formas.

(N. Sri Ram, Pensamientos para Aspirantes,

2ª Serie. Pág. 97.)


Mucho se ha escrito y mucho puede escribirse sobre la meditación. Cada gurú o cada instructor tiene su método, conducente siempre a la parte subliminal de dicho ejercicio, si es que puede llamársele así: el samadhi o la contemplación-iluminación.

Pero también es cierto que no todo el mundo enfoca este ejercicio de la misma manera. Para muchos les resulta difícil concentrarse, que es el primer paso para llegar al máximo; para otros la cosa no es tan difícil porque tienen un temperamento místico-filosófico, lo cual les facilita esta práctica sin tanto esfuerzo.

Los pensamientos revolotean y revolotean sin cesar alrededor de una mente sumisa que se dispone a meditar. Si el temperamento místico del meditador le acompaña, la cosa no resulta tan difícil para llegar a la concentración que es el primer paso; pero si la mente bulle intelectualmente, sin descanso, el sujetar los pensamientos con las riendas de la concentración es más costoso. Establecer una norma, unos horarios y una plena disposición para llegar a ello puede que resulte fácil, pero alcanzar el objetivo de ese tipo de meditación como

es el estado de samadhi, ya es otra cosa. Krishnamurti dijo en alguna ocasión que no importa tanto el meditar concentrándose en un objetivo o en una situación determinada, como lo que él llamaba ‘la actitud meditativa.’ Ésta es una meditación que está al alcance de cualquiera, sea de temperamento místico-filosófico o, sea una persona sin estas cualidades.

La actitud meditativa es la que puede llevarnos por la vía de eso que denominamos ‘sendero’ y que, como dijo Machado en una de sus poesías: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.” Es el mismo Sri Ram quien nos dice: “El objetivo de toda meditación, sea regular o no, debe ser aportar un sentimiento interno de paz y serenidad, de genuina camaradería hacia los demás, y la conciencia de nuestra verdadera relación con la vida en todas las formas.”

Esto cuajaría muy bien con ‘la actitud meditativa’ que se nos aconseja, porque nos permitiría día a día, minuto a minuto, tratar de ‘aportar un sentimiento de paz y serenidad’ ante todas las circunstancias de la vida. Se correspondería con el ‘to realize,’ el darse cuenta, el estar alerta ante todo lo que pasa a nuestro alrededor y el hacernos co-partícipes de todo ello para bien, para tratar de comprenderlo todo y a todos y asimilar tantas maneras distintas de pensar y actuar en la vida que no son las nuestras, pero que sin embargo, con esta actitud meditativa tan interesante, pueden conducirnos a la máxima comprensión de la misma. Porque los seres humanos somos los mismos en todas las latitudes; sufrimos, gozamos, nos alegramos o nos entristecemos, aunque sea bajo banderas y estandartes diferentes de lenguas, razas, costumbres y modos de considerar las cosas.

Pongámonos en el camino del otro, y aún cuando no podamos compartirlo por afinidad, tratemos de entenderlo, y de ese modo es factible que el otro llegue a captar esa actitud meditativa que nos incumbe y logre asimismo comprendernosy estimarnos.

Ahora nos gustaría cerrar esta nota editorial con una Meditación muy poéticay muy sentida, de Pierre Gilbert.



“Si crees que una sonrisa es más fuerte

que un arma,

Si crees en el poder de una mano tendida,

Si crees que la unión de los hombres es

mejor que la separación,

Si crees que ser diferente es una riqueza

y no un peligro,

Si sabes mirar a los demás con una brizna

de amor,

Si prefieres la confianza a la sospecha,

Si sabes que eres tú quien debe dar el primer

paso antes que tu vecino,

ENTONCES LA PAZ VENDRÁ

Si la mirada de un niño puede aún fundir

tu corazón,

Si puedes alegrarte con la alegría de los

demás,

Si la injusticia que angustia a los demás

te subleva lo mismo que la tuya,

Si para ti un extraño es un hermano que

te presentan,

Si sabes dar generosamente un poco de

tu tiempo por amor,

Si sabes aceptar el servicio de otro,

Si compartes tu pan y le añades el calor

de tu ser,

Si crees que un perdón va más allá que

un acto de venganza,

Si sabes cantar el bienestar de otros y con

ellos danzar en su alegría,

Si puedes escuchar al desgraciado que

hace perder el tiempo y ofrecerle una sonrisa,

Si sabes aceptar y adoptar una opinión

distinta de la tuya,

Si rehusas descargar tu culpa en el pecho

de otro,

Si, para ti, el otro es también un hermano,

Si la cólera es para ti una debilidad, no

una prueba de fuerza,

Si tú prefieres ser herido antes que herir,

Si rehúsas que tras de ti el diluvio venga,

Si te pones al lado del pobre y del oprimido

sin creerte un héroe,

Si crees que el amor es la única fuerza de

disuasión,

Si crees que es posible la paz,

. . . ENTONCES LA PAZ VENDRÁ.

Tal vez lo que dice este escrito, se

corresponda con la ‘actitud meditativa’

que preconizaba J. Krishnamurti.

C.B.


Ayuda a la Naturaleza y con ella trabaja, y la Naturaleza te considerará como uno de sus creadores y te prestará obediencia (H.P.B.)

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