sábado, 18 de abril de 2009

Meditaciones sobre la Vida Oculta, Geofrey Hodson


DIOS GEOMETRIZA

SIMBOLOS ESPIRITUALES EN LOS REINOS MINERAL, VEGETAL, ANIMAL Y HUMANO



La simetría es una expresión de la unidad de la vida, y de su distribución igual como una esencia omnipresente que penetra todas las cosas. La forma es una expresión de la relación entre la vida y la materia. Todas las formas naturales están configuradas simétricamente.

La esfera es la expresión dinámica más perfecta de la relación de vida a forma. El cubo es su expresión estática perfecta; girando sobre una de sus puntas produce una esfera, símbolo de la forma y la vida unidas.

La pirámide expresa la evolución de la primera dualidad en manifestación perfecta. El ápice es el punto primordial, la válvula a través de la cual pasa al universo la vida eterna. Al pasar por ella se somete al acondicionamiento de la materia. Esta corriente hacia afuera es cuádruple y se expresa simbólicamente por los lados que se abren de la pirámide. La base, un cuadro, representa el mundo físico. El ápice, un punto, representa la región manifestada más elevada, la fuente de la existencia. La simetría perfecta de la figura en conjunto expresa la ley perfecta por la cual la vida se manifiesta en formas. Los lados que pueden extenderse infinitamente indican las posibilidades ilimitadas de la evolución de la vida y de la forma.

Vista de esta manera la pirámide, simboliza la verdad que está tras de la manifestación. Es un símbolo del Tercer Aspecto del Supremo, la relación entre vida y forma, entre espíritu y materia.

La vida perfecta en cualquier reino de la Naturaleza expresa esa relación tan completamente como lo hace la pirámide. El mineral está compuesta de cristales formados y arreglados con precisión geométrica. La planta crece conforme a principios geométricos, y su flor es modelada sobre una forma geométrica fundamental como la cruz y la estrella. En su modo de crecer exhibe la espiral y el cono.

Por medio de símbolos la vida vegetal en su estado natural, retrata a perfección el principio de su propia existencia, la ley de su ser, que es la que gobierna la relación entre la vida vegetal y la forma vegetal.

En el reino animal, donde hay consciencia grupal pero todavía no hay consciencia individual completa, debe alcanzarse la individualidad. Aquí aparecen las modificaciones e imperfecciones de la forma, y, no obstante y a pesar de las imperfecciones, se encuentra un simbolismo completo. La espina dorsal y las piernas forman tres lados de un cuadro o paralelogramo, cuyo cuarto lado lo forma la superficie del suelo y las líneas de fuerza que conectan los miembros delanteros y traseros. El cuello y la cabeza que sobresalen, simbolizan el crecimiento resultante del esfuerzo de la vida interna por encontrar nuevos modos de expresarse por medio de nuevos tipos de forma. Aquel principio que fue la flor en la planta se expresa como la cabeza del animal; y aquel que fue las raíces, está ahora simbolizado por los pies, todavía apegados a la tierra pero movibles. La espina dorsal y las costillas muestran una cruz de muchos brazos, a la vez que el contorno y corte de cada hueso indican símbolos fundamentales.

La cabeza del animal, saliente del cuerpo, refleja en forma microcósmica la existencia de consciencia y vida fuera del sistema. Corresponde al ápice de la pirámide; a la válvula por medio de la cual la vida, que está más allá, puede llegar hasta la vida que está ya dentro. Así como el sistema se estira hacia la vida que afluye, así el animal estira su cabeza, buscando experiencia individual, sensación, pensamiento y vida.

Que la materia busca la vida es una verdad fundamental: a pesar de su resistencia siempre evoca la vida, pues esa es su manera de responder al afán evolutivo, el impulso de la voluntad creadora hacia la perfección. En el mineral aparece este impulso como afinidad química: en la planta como crecimiento hacia arriba y como polaridad sexual elemental y actividad; en el animal, como el estiramiento de la cabeza y como el sexo. y como respuesta a la emoción y al pensamiento.

La espina dorsal en los vertebrados es el símbolo físico de la Voluntad Única, directa en su acción y sin embargo flexible. En el hombre, la postura vertical y los brazos extendidos forman la cruz que muestra la vida manifestada en la forma. Con los pies separados y los brazos extendidos hacia los lados, v la cabeza y la espina erectas, el hombre traza un pentágono, símbolo de la vida liberada. Este, como ya se dijo, es un símbolo que rige en el reino vegetal en el cual la vida ha logrado libertarse de la inercia mineral. El hombre, liberado de la instintiva consciencia grupal del animal, y con individualidad consciente, también muestra el signo de la vida liberada. No inconscientemente como en la planta, ni tampoco en su postura normal, sino solamente cuando abre sus brazos para ayudar a sus hermanos, formando así el signo de la cruz del sacrificio.

El símbolo regio resplandece dentro del hombre interno cuando el signo sacrificial aparece en el externo.



Ayuda a la Naturaleza y con ella trabaja, y la Naturaleza te considerará como uno de sus creadores y te prestará obediencia (H.P.B.)

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