domingo, 10 de maio de 2009

EL CAMINO DEL MEDIO

Rahda Burnier





En la manifestación hay desarmonía. Es la situación casi constante entre varias personas, entre una persona y las circunstancias en las que se encuentra, etc. Pero la armonía es uno de los deberes que hemos de aprender para poder vivir correctamente. Esto significa no llegar a ninguna conclusión rápida y dura, algo que hemos de practicar para poder comprender las cosas. Normalmente acabamos emitiendo juicios respecto a varias cosas, pero hemos de llegar a conseguir no emitir ninguno. Tal vez tengamos un punto de vista determinado, pero al mismo tiempo deberíamos darnos cuenta de que ese punto de vista puede estar equivocado o, en muchos casos, muy limitado y por eso sólo tiene un valor temporal. Todos podemos descubrir, por nosotros mismos, si nuestro juicio es correcto o no, si hay que tomarlo más a la ligera o abandonarlo del todo.

La Voz del Silencio dice: “Después de haber llegado a la indiferencia hacia los objetos de la percepción, el discípulo tiene que descubrir el Raja de los sentidos, el productor del pensamiento; el que despierta la ilusión.” Lo que nos ocurre a este nivel más inferior de la manifestación, al nivel físico, es que no nos damos cuenta de que la opinión que tenemos de las cosas puede ser correcta sólo hasta cierto punto; podemos decir “no” a algo o parcialmente “no” a algo y “sí” a otra cosa, pero esa opinión puede ser errónea. ¿Seríamos capaces de mantener la mente en una actitud que no nos hiciera valorar nuestra opinión como algo definitivo? Hacemos más difíciles las experiencias que tenemos porque nos aferramos fuertemente a ellas y pensamos que está bien hacerlo. Actuar de acuerdo con lo correcto, o con lo que nos parece correcto en ese momento, sin aferrarnos demasiado, es difícil.

Pensemos un poco en todo esto. Es muy difícil actuar sin motivos debido al sentimiento del “yo”. Pero si no hay “yo” o si el “yo” no es fuerte, el motivo también será menos fuerte. Así pues, podemos hacer lo que consideramos correcto, pero creemos que es una respuesta final. Es como preguntar: ¿Estamos libres de atracciones y repulsiones, de afinidades y antipatías? Hay personas cuyas acciones parecen equivocadas y no nos gustan; creemos que no son bien intencionadas, pero ¡quien somos nosotros para juzgar! No necesitamos atribuir las acciones a la persona en cuestión, sino mirarlo de forma distinta. Esta es una de las lecciones que aprendemos del Nuevo Testamento. Jesucristo consideraba incluso a la gente más depravada, a los que no sabían qué hacer, como amigos suyos. Es una actitud que tendríamos que cultivar.

¿Podemos nosotros adoptar esa actitud benevolente hacia todo aquél que lo necesite? El sentido de la compasión, del afecto, de querer ayudar a una persona: estas cosas son el sello de aquella persona que está libre de motivaciones, de atracciones y de repulsiones. Sabe que hay un elemento divino en todas partes. Los objetos existen, los sentidos están vivos, la mente percibe, pero sin movimientos, sin trayectoria ni movimiento en ninguna parte; todo esto forma parte del yoga.

El yoga no nos dice que tengamos que sentir indiferencia por los objetos. Éstos siguen existiendo, los sentidos están vivos, la mente percibe, pero no hay movimiento. Viajar sin movimiento es una parte importante del aprendizaje, porque el movimiento viene del yo. Os podéis poner en la posición de cualquier persona sin desplazaros de un lugar a otro. Tal vez necesitemos meditar todo esto y aprender a conocer la naturaleza

del movimiento. El camino del medio nos lleva a un orden superior que nos posibilitará el vivir de forma diferente.

También se le llama el sendero del filo de la navaja, porque el filo es afilado hasta que aprendemos a hollarlo; entonces resulta fácil. En las escrituras cristianas se dice “angosta es la puerta y estrecho el camino”. Ese es el camino que tenemos que hollar. Parece difícil cuando lo miramos desde la personalidad, pero aparece la austeridad por sí sola cuando empezamos a hollar el sendero. Viene de forma natural, no como algo que se ha aprendido y practicado. Muchos de nosotros sufrimos de una auto-complacencia; vemos algo muy bonito y nos apetece conseguirlo. ¿Somos capaces de llevar una vida donde no exista ni la austeridad ni la auto-complacencia? Nos gusta comer una cosa determinada o nos apetece consumirla aun cuando no nos convenga. Indudablemente, debemos prestar atención al cuerpo para mantenerlo limpio y útil, pero si le prestamos demasiada atención, como hacen algunas personas, eso no es bueno.

Es a través de la observación como podemos llegar a un estado de equilibrio. La memoria puede hacer mucho daño a los seres humanos. ¿Puede la mente permanecer imperturbable? Ver que la mente funciona sólo cuando es necesario es hacerse consciente y conocer de verdad. En una carta, el Maestro le escribió a Sinnett: “Recuerda que tener un ansia desmesurada de expectativas no es solamente algo grave, sino peligroso. Cada movimiento y latido del corazón despierta las pasiones. Los afectos no tienen que encadenar a la persona que realmente quiere conocer.”

A veces hay personas que dicen que quieren conseguir este y aquel nivel en la vida espiritual, pero desearlo no tiene nada que ver con hacerlo. Es mejor no desear con demasiado apasionamiento o con demasiado interés los objetos que queremos conseguir. El deseo mismo podría ser un obstáculo para poder alcanzarlos. Consideremos por nosotros mismos cuál es el camino del medio, no desde un punto de vista sectario o budista, sino claramente de acuerdo con nuestro juicio actual. Una de las cosas que nos lo pone difícil es la presión que nos impone la sociedad, la familia y los amigos. Ellos creen que nosotros tenemos que actuar del mismo modo que ellos. ¿Somos capaces de permanecer libres internamente, sin estar ligados a una religión o a las circunstancias sociales en las que nos encontramos?





Ayuda a la Naturaleza y con ella trabaja, y la Naturaleza te considerará como uno de sus creadores y te prestará obediencia (H.P.B.)

Nenhum comentário: